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Hermafrodita – Capitulo 12

Ojalá siempre pudiera escribir y publicar tan seguido… mis vacaciones casi llegan a su fin.


Capítulo 12

¿Qué era ese desastre en la fiesta? Cuando entró junto a Anis ambos quedaron impresionados por el desorden que los invitados provocaron. Hasta el Dj estaba en aprietos cuando varios chicos le lanzaron al público y éstos le tenían al aire con sus manos acto que también hicieron con Bill apenas verle alejándole del mayor quien furioso intentó a toda costa que el pelinegro no fuese apartado de él pero fue muy tarde para no perderle. Se quedó de brazos cruzados viendo como Bill era llevado por la marea de jóvenes enloquecidos.

Está bien, iba a esperar hasta que lo bajaran pero él no se iba de esa fiesta sin Bill. Por el momento atendería su emergencia en el baño.

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Al instante de ser separado de Anis sintió un pequeño alivio, eso le hacía ganar tiempo. No disfrutó de ser levantado por todos hasta que la preocupación se desvaneció y terminó riendo por lo animada que estaba la fiesta, por un momento olvidaba que era su cumpleaños y debía disfrutarlo como se debía.

— Están locos —dijo Bill recuperando el aliento y arreglando su cabello lacio una vez siendo liberado de sus amigos— ¿Qué les sucede?

— No lo sé, quizás tú puedas explicármelo —Tom le miró con seriedad y con una pisca de molestia a la vez lo cual no se explicó Bill— ¿Tú pusiste alcohol en el ponche? —señaló en dirección a la mesa de bocadillos.

— Claro que no —logró responder rápidamente cuando Tom le cuestionó aún más severo.

— ¿¡Estás borracho también!? —le olfateó de cerca rastreando indicios de alcohol en él pero lo único que olió fue el perfume de cierto individuo que osaba tocarle minutos atrás en la terraza.

¡Seguramente Bill estaba borracho como para dejar que un hombre mayor le estuviese tocando! Eso quería decir que se estaban aprovechando de su estado de ebriedad lo cual le podía ocasionar problemas con la ley.

— ¿Cuántos dedos ves aquí? —levantó su mano mostrando cuatro dedos probando a Bill.

— Tomé un poco de ponche pero no el necesario para emborracharme —alejó al trenzado con sus manos para que dejase de olerle como si fuera un sabueso— ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás así conmigo?

— Responde —alzó un poco la voz. Bill se sentía regañado sin ninguna razón justa para estar siendo juzgado.

— Ocho —bromeó ladeando sus manos, su primo estaba demasiado sobreprotector— cuatro, Tom.

— ¡Bill, por fin te encuentro! —apareció Natalie— es hora que cortes el pastel, ven conmigo —ella le tomó del brazo jalándole dejando a Tom con las ganas de reclamarle por ocultar su relación amorosa con un sujeto mayor que él. Lee el resto de esta entrada

Hermafrodita – Capitulo 11

Hola, hola. Aprovechenme estoy de vacaciones y actualizando seguido 😀 que lo disfruten.


Capítulo 11

Observó el vaivén de la suave marea, desde esa distancia se podía ver el mar siendo iluminado por la luna. Allá en el cielo la luna parecía tan solitaria como él, escuchaba como todos los que se hacían llamar sus amigos y compañeros celebraban dentro su fiesta, el único que ya no estaba celebrando era el cumpleañero. Se abrazó a si mismo haciendo un esfuerzo por no derramar una sola lágrima.

Se sentía devastado por ser diferente a todos, lo único que deseaba era ser como los demás y vivir sin ningún obstáculo. ¿Por qué nació de esa manera? ¿Por qué específicamente él? ¿Hizo algo malo en su vida anterior para que le condenasen de esa manera? Estaba atrapado en un cuerpo que para muchos era un tabú y para otros era un ser del otro mundo.
Todos decían que ser diferente era bueno pero para él ser diferente era una condena.

Tom recibió un golpe en su espalda que le hizo voltear molesto ¿Quién osaba interrumpirle mientras buscaba otras presas? Andreas volvió a golpearle y jalar su camisa sacándolo de entre la gente. El trenzado quedó desconcertado por verle a mitad de fiesta, le notaba mal humorado y sudoroso como si hubiese corrido para llegar al hotel.

— ¿Cambiaste de opinión y decidiste acompañarnos? —dijo una vez que pararon de caminar.

— ¿Dónde está Bill? ¿Qué no se supone que ibas a cuidar de él? —le reclamó. Tom no entendía por qué esa repentina preocupación por Bill cuando parecía no importarle nada en su vida— ¿¡Dónde está!? Lee el resto de esta entrada

Hermafrodita – Capitulo 7

Otro capitulo más, espero que les guste mucho.

Les contaré algo antes de que empiecen a leer este capitulo. Como ya saben antes de empezar un fic uno debe de investigar muy bien del tema. Hace tiempo lo hice y lo sigo haciendo porque nunca se deja de aprender algo cada día. No confundan a los intersexuales y a los hermafroditas (les dejo tarea, investigar)

Para estas personas es muy difícil poder lidiar con las normas de la sociedad en todos los aspectos. Si ustedes quieren investigar sobre esto es muy poca la información que se encuentra en internet a comparación de otros temas en la red y es porque las personas con esta condición prefieren vivir en el anonimato porque se evitan muchos problemas con el acoso.

En Youtube encontrarán documentales sobre esto, les dejaré uno como referencia https://www.youtube.com/watch?v=2lR-QATd-6c

Este es un tema complejo. Sin más que decir por el momento les dejo con el capitulo.

Que lo disfruten.


Capítulo 7

Se removió entre sueños, sus sabanas fueron revueltas por sus pies hasta hacerlas caer al suelo, tenía mucho calor pero esto no era debido al clima tropical de Miami sino por su cuerpo el cual estaba ardiendo en deseo. Gimió muy suave, lo disfrutaba. Estar sumergido en ese sueño profundo le alegraba, sólo ahí no había miedo el cual tener por ser diferente a los demás y podía gozar hasta mojar su ropa interior.

Unas manos le tocaban haciendo que él apretase sus piernas y manos, siguió gimiendo cada vez más. Giró sobre la cama quedando boca abajo, sus caderas se movieron contra el colchón muy despacio, sólo lo suficiente para que en sus sueños se derritiese de placer.

Despertó cuando un arrancón de energía le sacudió, tembloroso se incorporó quedando sentado mirando su pijama mojado, no lo pensó mucho, bajó su pantalón y comenzó a masturbarse tomando su pene con una mano mientras que la otra frotaba su clítoris un poco más abajo, sus dedos se humedecieron de inmediato. Arqueó su espalda echándose hacia atrás necesitando terminar lo que sus sueños habían comenzado, se sentía muy bien como siempre.

No tardó en tener orgasmos violentos que le dejaron en estado vegetativo por unos minutos, sólo se retorció después en búsqueda de aire. Mordió sus labios sintiendo culpa por disfrutar tanto, algo en su interior le decía que estaba mal tocarse de esa manera pero no lo podía evitar. Salió de su cama corriendo al baño por un rollo de papel higiénico, limpió su abdomen primero y luego se dedicó a limpiar su cama la cual estaba empapada, sin darse cuenta en su orgasmo expulso algún tipo de líquido desde el interior de su vagina, estaba tan excitado que perdía el control total de su cuerpo.

— Estas cosas sólo me suceden a mí, que vergonzoso —se quejó muy bajo, hacia presión sobre las áreas húmedas de la cama— mientras todos duermen yo estoy aquí limpiando esto. ¿Por qué a mi Dios?
Tenía que tomar otras medidas porque eso no podía continuar así, estaba desvelándose por sus calenturas y luego debía de ordenar lo que había hecho, tener que cambiar de cubrecama y sabanas a veces. Conciliaba el sueño hasta mucho después sólo para que durmiera escasos minutos cuando ya era despertado para asistir a clases.

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Hermafrodita – Capitulo 6

*Lista para recibir flechas y tomates* Perdón por la tardanza pero como ya saben algunos esta historia ya la habia subido antes (hasta el capitulo 10 creo) y he decidido cambiarle algunos diálogos, escenas pero nada que perjudique la historia, al contrario, la mejorará. Por lo tanto he pensado muy bien antes de escribir los siguientes capitulos, la espera vale la pena.

Sin más que decir disfrutenlo.



Capítulo 6

Estaba un día en su computadora buscando información sobre su situación, necesitaba saber si había más personas como él en este mundo por eso quiso contactar a personas que se hacían llamar “hermafroditas”, algunas personas sólo estaban confundidas si eran o no lo eran, él solo quería a alguien que si supiera que era hermafrodita. Al menos para sentirse en más confianza e identificado, puesto que por mucho que su hermana o madre le dijeran que le entendían él no lo creía así.

Envió una única solicitud a una chica o al menos eso aparentaba, le convenció su perfil en un foro, esperaba que no le saliera con que era un transgénero arrepentido. Al no encontrar nada después de dos horas se aburrió y salió de su habitación. Iba a comer algo cuando pasó por la habitación de su hermano, la puerta estaba semi abierta y una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro, le echaría un vistazo, siempre había tenido curiosidad de entrar a la habitación de su hermano sin que él estuviera, creía que Andreas tenía cosas interesantes y por eso no quería que nadie entrara en ella.

Estaba todo muy ordenado, miró a su alrededor, caminó hacia el escritorio mirando unos libros de la universidad, ninguno era interesante, espió la ropa de su hermano, le gustaban esos trajes que usaba para ir a estudiar, él también quería usarlos, pero no quería desordenar o manchar esos trajes caros, Andreas se enojaría por estar entrando a su habitación sin permiso.

Abrió los cajones, no había nada importante. Volvió a los libros y empezó a sacar uno por uno para leer su contenido del estante pegado a la pared. “Economía” “Crisis y la nación” “Términos Lógicos” no entendía esas cosas, rodó los ojos, estaba poniendo los libros en su lugar nuevamente cuando vio varias revistas tras los libros que estaban ocultos, frunció el ceño extrañado y tomó una revista.

“Hey, G” se titulaba esa revista, en la portada estaba un hombre musculoso totalmente mojado, con un pequeño bañador haciendo notar su gran entrepierna, y estaba al lado de una piscina. El corazón de Bill se aceleró a mil ese hombre sexy y bronceado le había hecho bombear rápidamente, abrió la revista y había muchos hombres candentes en posiciones muy subidas de tono. Empezaba a sentir una pequeña erección cuando escuchó unos pasos acercarse, abrió los ojos asustado y se metió en el closet en un rincón oscuro donde si su hermano abriera para sacar ropa no lo vería, agradecía que el closet fuera grande y su hermano tuviera mucha ropa y zapatos. Lee el resto de esta entrada

Hermafrodita – Capitulo 5

Hola, un capitulo más que espero les guste mucho. Muy pronto aparecerá Bubu xD

Capítulo 5

Oficialmente detestaba ir cada dos meses a ese ginecólogo que hablaba de lo mismo, su madre era un poco paranoica dándole vitaminas o consejos, parecía que los únicos que no habían superado su condición eran ese señor y su madre. ¿Por qué se complicaban tanto? Si él había vivido como era por quince años y se sentía mejor que nunca, los sustos se daban en la vida pero ahora ya lo había enfrentado y no era tan malo. Su vida era la misma de siempre, aunque hacia algunas travesuras de vez en cuando con su cuerpo pero creía que era normal.

¿Qué significaba la palabra “normal”? Era relativo.

No le disgustaba su significado si eso se refería a sentirse tan bien cuando se tocaba a solas. Tiempo atrás buscó en internet, y decía que la masturbación era una necesidad humana, algunas personas lo desaprobaban. Si dejaba de masturbarse tenía sueños húmedos, si se masturbaba ya no los tenía, prefería tocarse un poco y no estar incomodo cuando intentaba recuperar energías por la noche. Y la pornografía no era nada más que educativo, algunas veces le excitaba mucho pero lo utilizaba con fines educativos según él.

El ginecólogo lo miró con detalle sonrojando a Bill quien mantenía la mirada hacia un lado.

— Hay que quitar el vello… con láser —el pequeño Bill abrió sus ojos y tragó saliva.

— ¿¡Qué!? ¿Pero por qué siempre me piden hacer cosas raras cada que vengo? Esto es vergonzoso —cruzó de brazos antes de taparse con una toalla. Lee el resto de esta entrada

Hermafrodita – Capitulo 4

Hola, espero que disfruten de este nuevo capítulo 😀

Capítulo 4

Por primera vez se ganó un castigo, Simone le prohibió ver televisión por toda una semana, no dulces ni postres, tendría tareas extras y no clases de esa arte marcial salvaje. Todo era tan injusto, ¿todo por tomar ropa de Natalie? ¿Por qué estaba mal? ¿Sus hermanos habían pasado por lo mismo a su edad? ¿Era tan mala la pubertad?

Al final de esa misma semana, ocurrió algo que le aterró.

Se lavaba los dientes mientras se miraba en el espejo con ojos somnolientos, empezaba a aburrirse de ir al colegio tan temprano, además se sentía mal desde la noche anterior, le dolía su estómago y la cabeza.

Se estiró un tanto y caminó hacia el excusado con los ojos cerrados acariciándose su estómago, se sentía pésimo, hinchado e irritado. Bajó su pijama y se sentó para orinar como chica, no tenía deseos de orinar de pie, no apuntaría bien a la taza en ese estado. Bostezó y abrió los ojos que de inmediato se fijaron en su ropa interior gris.

Ahogó un grito, ¿Qué era eso oscuro en sus boxers? Se asustó mucho y se despabiló con tremenda sorpresa, tomó un poco de papel higiénico y se limpió.

— Dios mío —le tembló la quijada ¿Qué era eso que ensució al papel higiénico?

Lo primero que pensó era que se estaba deshaciendo, que iba a morir y tenía límite de tiempo, o que se había lastimado sin haberse dado cuenta. ¿Eso era sangre? Lee el resto de esta entrada

Hermafrodita – Capitulo 2

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Capítulo 2

Jörg insistía a su mujer que debían de llevar a Bill a practicar cualquier deporte. Lo veía como un chico así que se entusiasmaba con el hecho de querer llevar a Bill a clases de taekwondo donde un amigo de él estaría entrenando a varios niños de la edad de su pequeño. Además su hijo necesitaba distraerse y ser más independiente, sobreprotegerlo lo único que iba a causar era que él no pudiera interactuar con los demás niños.

— Vele el lado amable, ya nos acostumbramos a Miami, Bill se mira muy feliz en este lugar, le encanta la playa y hablé con él sobre las clases de taekwondo, se entusiasmó mucho, en serio —le decía Jörg, insistió mucho tiempo para que ella aceptara; Simone cepillaba sus dientes pensando en que su esposo intentaba que todo alrededor fuera apropiado pero pasarse del límite también podría llevarle a una gran decepción.

— No quieras ver a Bill como Andreas, y presiento que lo haces sólo para que él crezca más como un chico que por otra cosa— salió del baño solo con una bata – es una práctica violenta y pueden lastimarlo.

— Ay, Simone, tiene diez años deberíamos dejarlo hacer amigos en este lugar y que mejor que empezando por el colegio y en un deporte, di que sí, él quiere ir.

— Lo pensaré pero si descubro que lo haces sólo por inclinarlo más a ser varón te juro que me enojaré contigo —le amenazó y él asintió feliz. Haría de Bill un niño de verdad, salvaje y violento, a espaldas de su esposa. Veía muy delicado a Bill y andar aventando patadas lo haría ver más varón, si no lo intentaba ahora entonces no sabría si funcionaria o no.

Esa misma tarde se dirigían al lugar donde impartían entrenamientos. Jörg sonreía en todo el camino haciéndose ilusiones de que su hijo sería un hombre como él y su hermano, no le importaba si su esposa lo descubriera sus intenciones, además, Bill debía de ocupar su niñez para algo productivo que le serviría en el futuro, cruzaría los dedos para que no pasara nada malo. Sin mencionar que alucinaba con que le llevara medallas a la casa y tenerlo en un altar.

— Papi, mami dice que es un deporte violento —decía Bill jugando con su uniforme blanco.

— Tu mami sólo exagera, pequeño, es un deporte muy divertido, tu abuelo me llevó a mi cuando tenía tu edad, gané una medalla de plata —mintió para motivar a Bill.

— ¿En serio? Que genial eres papi ¿Qué es una medalla de plata?

— Es un segundo lugar en un campeonato, hijo —se estacionó— vamos, harás muchos amigo —salieron del auto.

Saludó a John, su amigo que si había ganado medallas, no como él, y ahora hasta tenía su academia de artes marciales. Hablaron poco, John le dijo que tenía un hijo muy lindo, a Bill de inmediato le cayó muy bien y observaba a los demás niños que estaban en otro salón platicando antes de la clase. Jörg se quedó toda la hora y media de clase viendo como su hijo intentaba imitar lo que John le decía junto con otros niños, entre ellos una niña.

— Soy Sony ¿y tú? —le dijo ella en un momento de estiramiento.

— Bill —pocas veces había hablado con una niña sin que le viera con mala cara, a su edad aún se miraban con indiferencia.

— Oh, pensé que eras una niña.

— ¿Por qué? —se extrañó, jamás le habían dicho eso.

— Eres muy lindo como para ser un niño, me gustan tus ojos —le sonrió. No sabía que tenían de especial sus ojos, las niñas eran a veces un poco raras.

— A mí me gustan los tuyos y tu cabello es muy bonito —ella tenía una coleta y colgaban unos lindos risos de color castaño.
Jörg se sintió triunfante al ver que Bill platicaba con una niña, le diría a su esposa lo equivocada que estaba con respecto a llevarlo a practicar un deporte. Su hijo se interesaba por las niñas, estaba muy contento. ¡Ese era su varoncito!

… …

— ¿Cuál es uno de los primeros cambios que tienen las niñas al iniciar la pubertad? —dijo su maestra mostrando a todos unos dulces que tenía para regalar al que respondiera correctamente, intentaba hacer la clase dinámica, todos sus alumnos se mantenían callados mientras que ella hablaba como perico del tema.

Bill no había tardado mucho después de un año y medio en entender por completo el inglés y realmente quisiera no entenderle ahora porque estaba harto de esos temas, sobre todo porque se dio cuenta por primera vez que las imágenes del sistema reproductor masculino no eran como las de él, tenía miedo, presentía algo malo, ese libro debía de estar malo.

— ¡Yo! —levantó la mano Chantelle, la niña popular de la clase y líder de su grupo de amigas, sin mencionar que era el cerebro de la clase y tenía un cabello muy bonito, según veía Bill —se tiene la primera menstruación —saltó en su asiento queriendo un dulce y su maestra se lo dio felicitándola.

Todos estaban participando porque querían un tonto dulce, él no veía lo especial en los dulces, sabía que eran deliciosos pero él no levantaría la mano para participar, si decía algo mal se burlarían, cada respuesta de sus compañeros le martillaban en la cabeza, algo andaba mal, las respuestas no encajaban con lo que él pensaba.

— Aquello empieza a crecer —rió Georg estirando la mano para un dulce.

— Las cosas por su nombre, Georg —su maestra le dio un dulce— pene, pene, pene – Bill levantó la cabeza. ¡Eso si lo tenía!— También los testículos crecen, no se olviden de eso— ¡Eso no lo tenía! Agachó la cabeza encogiéndose en su asiento —la mayoría de ustedes tienen diez años, no se extrañen si empiezan a ver cambios. No deben de tener pena en hablar de estas cosas, cuando sean adultos se reirán de esta etapa.

— Señorita Clara —dijo otra chica— ¿Cómo es posible que un bebé crezca en el estómago de la mujer?

— No crece en el estómago, Daysi —explicó— crece en el útero —señaló el cartel con el sistema reproductor femenino —aquí el feto es donde crece, al nacer sale por la vagina…

Siguió parloteando sobre la vagina mientras tanto Bill se perdió en sus pensamientos mirando su libro y repasaba la información. Según el libro, el sistema reproductor masculino era conformado por dos importantes partes, el pene y los testículos.

“Los testículos son los encargados en producir espermatozoides” —leyó mentalmente— “Al contrario del sistema reproductor femenino, vagina, ovarios y útero, que son internos, el pene y los testículos están exteriormente.”

— ¿Bill? —Gustav meneaba una mano frente a su rostro, lo notó después de unos segundos y salió de su burbuja— es receso, vamos a comer. —le costó asimilar por un momento, al fin se había acabado la clase.

En lo que restó del día pasó muy pensativo, esperaba reírse de esa etapa cuando estuviera más grande como había dicho su maestra.

— Mi piano —su hermana dijo contenta— ¿Quieres que te enseñe un poco, Bill? —se sentó frente al piano nuevo que su padre le había comprado, a ella le encantaba poder distraerse en su tiempo libre tocando piano.

— Soy un poco torpe con las manos —movía sus dedos.

— Pero mueves bien las piernas con eso de las clases de peleas callejeras – se burló de su hermano – son bromas.

— No son peleas callejeras – se sentó junto a ella.

— Mamá dice eso – posicionó sus manos sobre el teclado y empezó a mover sus dedos haciendo sacar una hermosa melodía— sólo es de tener una buena memoria, al menos así fue como aprendí al principio.

— Déjame intentar— tocó bruscamente las teclas y su hermana tomó sus dos manos asustada de que arruinara algo.

— Eres muy pesado, hazlo suave, lento— le mostraba como debía de hacerlo.

— Lo haces ver fácil —se quedó callado viendo los dedos de su hermana por un tiempo, luego empezó a mover los ojos deslizándolos por sus brazos hasta llegar a sus pechos. Iba a preguntarle algo en confianza cuando su hermano Andreas apareció bailando muy feliz.

— ¿Qué hacen? —Preguntó como si no fuera obvio— no me importa, tengo un video juego nuevo, ¿Quieres jugar conmigo, Bill?

— ¡Sí! pero Natalie me está enseñando a tocar piano —puso sus dedos nuevamente sobre el teclado y se escuchó un sonido fatal.

— Mejor ve a jugar con Andy —le sonrió nerviosa— te enseñaré después ¿Si?

— Vamos, Bill, he traído a unos amigos a casa.

Andreas quería ser un modelo a seguir para su hermanito, por eso siempre trataba de jugar con él, era lo único que podía hacer para la edad que tenían, para Bill que su hermano mayor le incluyera en sus cosas era fascinante, porque eso le decía que él era importante.

— ¿De qué es el juego? – caminaron dirigiéndose a la sala.

— Violencia y sangre – rió malvadamente.

Había tres chicos de la edad de Andreas que se devoraban unos bocadillos que James les había ofrecido. Bill se sintió mayor, estar con los amigos de Andreas lo hacía sentir importante porque ellos eran chicos grandes y siempre hablaban de cosas interesantes.

— ¿Este es tu hermanito? —los tres le miraron, él conocía a Nelson y Erik, el primero porque era el hermano mayor de Georg. Al único que no conocía era a ese otro moreno que había hablado— soy Kay.

— Hola —dijo tímidamente ocultándose tras su hermano, le daba mucha pena conocer gente, no tenía problemas con las personas que ya conocía pero el presentarse a un desconocido le era difícil.

— No seas tímido, Bill —rió Andreas apartándose.

— No soy tímido —se sentó en el sofá tratando de comportarse educadamente.

Al cabo de unos minutos estaban jugando, se turnaba para tener los controles y poder pelear a muerte con los personajes de ese videojuego sangriento. Bill no puso más atención a los demás chicos, estaba concentrado en intentar vencerle a cualquiera hasta que se dio por vencido, ya estaba muy cansado y sus dedos le dolían.

— Kay vende videojuegos —Nelson le contaba emocionado a Erik— y te los consigue en un parpadeo.
Posó sus ojos sobre ese tal Kay, debía de ser un chico genial para que consiguiera cualquier videojuego.

— Sólo díganme cuales quieren y se los vendo a un precio considerable— Kay se mordía los labios intentando vencer a Andreas en el juego.

— ¡No! maldición – chilló su hermano mayor enojado por haber perdido.

……

Estaba un día en sus clases de taekwondo cuando vio algo curioso en su amiga Sony, le estaban creciendo los pechos, al menos un poco. Cuando estaban en el estiramiento se le había notado una camisa por debajo de su uniforme. Últimamente había estado más observador con los cuerpos de los que le rodeaban. Veía a sus hermanos, a sus compañeros de clases en el colegio, a sus propios padres, a los sirvientes que limpiaban la casa, sobre todo a las chicas que limpiaban el polvo en unas mini faldas que no dejaban mucho que desear.

— ¿Qué pasa, Bill? –Sony le ayudó a levantarse después de haberle tirado al suelo de una sola patada. Estaba muy distraído intentando ver sus pechos – estas en la luna.

— Lo siento, estaba pensando.

— Lo que pasa es que Bill está nervioso por el campeonato – cantó Ed un niño pelirrojo que llegó con ellos a molestarlo, decían que a él le gustaba Sony, era linda pero no sabía si le gustaba, sólo sabía que era una niña y debía de tratarla con delicadeza.

— Mentira, estoy listo para ir, ganaré una medalla – estaba completamente seguro que ganaría, había entrenado muy duro todo el año, incluso más que sus compañeros, quería que su padre estuviera orgulloso de él.

Jörg le regalaba más cosas también y siempre que podía le decía a todo el mundo que él ganaría, ahora entendía porque Andreas había dejado el karate, su padre lo había presionado mucho con ganar una medalla que empezó a odiar ese deporte hasta decir basta. Pero a él le gustaba descargar energías y no tenía nada más que hacer y quería que su padre siguiera sintiéndose orgulloso de él. Además estaba acostumbrado a ver a Sony tres días por semana y platicar cosas interesantes, las niñas hablaban más coherencias que los niños.

— Él lo hará muy bien, Ed. Todos estamos listos – ella levantó sus brazos estirándose y su pequeño pecho sobresalió de su uniforme haciendo que Bill volviera a quedarse pasmado viéndola. Ahora tenían once años, se convenció de lo que su madre le decía, las niñas se desarrollaban mucho más antes que los niños – John lo dijo, además no se trata de ganar sino de disfrutar.

— Nah, eso dice pero en realidad nos quiere decir: ganen o los echaré a patadas de la academia – hizo una voz grave queriendo imitar a John.

— ¿De verdad eso digo? – John se asomó al ver que nadie practicaba.

— Ay… jejeje – Ed se fue a su lugar a practicar con su pareja de entrenamiento.

— John, ¿Cree que estemos listos para el campeonato? – Sony le preguntó viendo que Bill estaba nuevamente en la luna.

— Claro, han estado un año entrenando, otro practicando entre ustedes y teniendo pelas amistosas con otras academias, pero no se deben de sentir nerviosos, es solo una competencia, lo importante es que den todo su potencia y que sus padres vean lo que han aprendido ¿Si? – los dos asintieron – bien, recuerden, las medallas no importan sino el buen luchador – se alejó dejándolos solos de nuevo.

— Sony, ¿alguna vez has besado a alguien? – preguntó de repente tomando por sorpresa a su amiga. ¿Qué tenía que ver el campeonato con el nuevo tema de conversación?

— ¿Ah? Bueno…–se sonrojó – una vez, con mi primo, sólo jugábamos.

— ¿Te gustó? – no se imaginaba besando a alguien, todos decían que era un asco pero él pensaba que quizás no era tan feo, las personas mayores y enamoradas se daban besos en los labios y se miraba muy sonrientes.

— Supongo.

Esa noche, se encontraba besando su almohada, solo tenía curiosidad de cómo debía de sentirse un beso aunque la tela fría y motosa de su almohada no era muy suave que se dijera, además le dejaba pelusas en los labios.

— No me gusta —sacó la lengua para sacarse sus propios cabellos cortos, su almohada tenía unos cuantos cabellos de él— que asco —rodó los ojos mientras miraba el techo poco iluminado por su lámpara de noche.

Hace un año el tema del aparato reproductor había sido algo molesto para él, pero ahora ya nadie hablaba del controversial tema, lo nuevo era, “un beso”, ¿Quiénes habían tenido ya un beso? ¿Jugando o por amor? ¿Es malo besar a alguien sin sentir amor?

Aun así, no quería pasaba por alto que posiblemente tuviera una enfermedad para que sus genitales fueran distinto a los demás. No quería decirle a su madre, ella empezaría a hacerle preguntas y no quería que lo viera desnudo.

— Tal vez de esta forma –empezó a besar el dorso de su mano intentando una nueva manera de poder besar. Al menos su mano era más suave que la motosa almohada. Se quedaría con su mano por ahora.